Durante mucho tiempo lo creí
imposible, un ser transformándose
un objeto evolucionando, quería negar
el hecho de que nada puede ser
lo mismo siempre, me negué a mí mismo.
Aquel día, en que vi esa serpiente
cambiando de piel, luego de ver
dos iguanas iguales, pero diferentes a su vez.
En ese momento todo comenzó a
cambiar, yo, lloré de felicidad
y lo acepté, soy diferente, evoluciono
cada día que aprendo algo, cada vez
que algo muere, cada instante de
lectura y escritura.
Esto te lo digo a vos hijo mío,
para que no cometas ese mismo error.
Valora lo que tuviste, para
querer lo que vendrá, y aprende a
transformarte y a aceptar la
evolución de todo... Llorá sin
miedo, reí sin vergüenza,
y amá todo lo que podás.
Yo moriré pronto y tu llegarás
a olvidar esto algún día
pero mientras lo aprendás
tu vida será mejor que la mía
No hay comentarios:
Publicar un comentario